viernes, 9 de enero de 2009

Für Elise


Ayer marcharon por las calles del centro de Saltillo aproximadamente cuatrocientas personas, cada una llevando una vela encendida en la mano, para protestar y exigir justicia por la muerte de la cocinera regiomontana (los medios insisten en llamarla “la joven chef”, aunque, hasta donde yo sé, no era jefa de cocina de ningún restaurante) Elisa Loyo, ocurrida en un hotel de Filipinas el pasado 26 de diciembre. La manifestación se denominó “Justicia para Elisa”

La lacrimógena reseña de El Siglo de Torreón dice así: “En punto de las 6:30 de la tarde inició la marcha en un silencio que conmovió a todos los asistentes, algunos curiosos salían de los locales comerciales y se iban uniendo en el recorrido, la marcha culminó en la Plaza de Armas, donde todos se unieron en un solo canto, en oración y recordaron con 26 campanadas que Elisa hubiera cumplido ayer 26 años. Su hermana Cecy [sic] interpretó a piano el tema Para Elisa de Beethoven, además su prima hizo una reseña y su mejor amiga compartió una emotiva carta que le escribió.”

Que quede claro: no me parece mal que los familiares y amigos de la señorita Loyo demuestren así su dolor y su rabia por la ineficacia de las autoridades filipinas para resolver el crimen. Lo que me resulta pasmoso es que el asesinato de una sola persona haya provocado una manifestación de cuatrocientas, mientras que la masacre de setecientos sesenta y ocho (y contando) hombres, mujeres y niños palestinos en Gaza no haya provocado —hasta donde yo estoy enterado— ni una triste marcha en ninguna ciudad del país. ¿Por qué para ellos no se han prendido velas? ¿Por qué no han sonado las campanas de ninguna iglesia por cada uno de los años de las víctimas que, en conjunto, deben sumar varios milenios? ¿Que no merecen, ellos también, justicia? ¿Acaso a nadie le causa indignación la tibia respuesta del gobierno mexicano como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas?

Según mis cuentas (muy probablemente erradas, dada mi conocida estupidez aritmética), si por cada una de las víctimas de los ataques israelíes en Gaza salieran a la calle cuatrocientas personas, se formaría un contingente de 307,200 manifestantes. Cantidad que ya puede ser calificada de multitudinaria.

Claro los palestinos de Gaza no murieron, como Elisa, en “circunstancias sospechosas” Más bien fueron claras, dolorosamente claras. (Nadie ha sostenido que se trató de un suicido colectivo). Tampoco es probable que ninguno de ellos tuviera estudios culinarios en una prestigiosa escuela canadiense ni un porvenir prometedor en el mundo de la hotelería internacional. Lo que sí es cierto es que muchos de ellos eran también jóvenes, varios mucho más jóvenes que nuestra Elisita. Por último, creo que ninguno de ellos tenía amigos, primos o hermanas que toquen Para Elisa en Saltillo ni en ninguna otra ciudad mexicana. Pero aún así, ¿no podemos sentir ni una poco de indignación por tanta muerte absurda, por tanto dolor deliberadamente infringido en personas inocentes, por el simple hecho de que no conocemos personalmente a ninguna de las víctimas? ¿No podemos condolernos del sufrimiento de los mutilados, de las viudas, de los huérfanos, sencillamente porque no son mexicanos? ¿Somos incapaces de sentir la impotencia, la miseria, el horror ajenos? No sé sí nos falta generosidad, o simplemente nos falta imaginación, lo cual sería todavía más triste.

Si alguien sabe de una manifestación en protesta por los bombardeos y ataques terrestres a la franja de Gaza, por favor avíseme. Yo no sé tocar Para Elisa (y, para el caso, tampoco ninguna otra melodía, como no sea Los Changuitos), pero sí puedo salir a la calle, sí puedo marchar, sí puedo lanzarle zapatos a la embajada americana, sí puedo mentarle la madre al ministro Ehud Olmert (el pendejo que aseguró que iba a tratar “con mano de hierro al terrorismo y con guante de seda a la población civil”). Y sí, también puedo llorar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Guille,
ya había empezado a escribir todo un tratado sobre la movilización social pero me morí de la flojera.
Sólo diré que estoy muy de acuerdo contigo con respeto a la indignación por el asesinato de más de 700 personas a manos del IMBÉCIL Estado Israelí.
y sólo diré lo que me has escuchado estos días: malditos! malditos! malditos!
Y en cuanto a Elisa, ¡qué chisme!
Pos Nilbi

Anónimo dijo...

se me olvidó comentar que sí somos un poco ridículos los mexicanos con estas marchas, pero he sabido de peores.
Pero no veo otra alternativa ante dos sistemas de justicia tan pasguatos como el indoneso y mexicano!

Anónimo dijo...

digo filipino, ya me voy!!!

Anónimo dijo...

Siento que escriben en forma despectiva " Elisita"," además que yo sepa no era jefa de cocina"...no comprendo el sentido de ese comentario pero te puedes enterar mejor para que tu escrito tenga un poco más de certeza, hay links que hablan de quien era ella.
No fui su amiga, no la conocí...fui a la marcha e iría tambien a una que tú organizaras sobre tu indignación sobre lo que ya sabemos que pasa en Israel.
Probablemente la marcha fue ridicula como el comentario " anonimo" pero la organizaron sus amigos y creo que es una muestra de cariño hacia su familia, la persona que tocó la pieza musical fue una de sus hermanas y creo que eso no se debe criticar ni aunque hubieras sufrido algo parecido.
Entiendo tu punto pero creo que pierdes veracidad al criticar y sin hacer más que escribir.
Se que yo no hago mucho asistiendo a una marcha pero si dentro de eso sus padres, su familia puede recibir un sentimiento positivo creo que he hecho al menos un poco.

Anónimo dijo...

Lamento mucho tus palabras, ¿como puedes pedir paz si te pones a criticar actos como la marcha que se hizo para Elisa?
además te digo, para organizar una marcha solo se necesitan ganas... así que por que no te pones a organizarla y te buscas unos musicos, unos videos, y vas y hablas con un sacristan que toque todas las campanadas que quieras?

Roberto dijo...

Ceci seguramente interpretó “Para Elisa” porque le pareció la forma más apropiada de despedirse de su hermana, a la que sin duda quiso mucho. Además, es probable que ella sea muy joven, acaso una niña, no lo sé. Pero tampoco vamos a negar que, al leer la crónica de El Siglo de Torreón (aunque tal vez no tanto al asistir a la manifestación), es difícil no ruborizarse ante la chabacanería de este gesto, aun siendo sincero y tratándose de una tragedia. Si se debe o no se debe criticar es una cuestión subjetiva. Hay quienes piensan que ante el dolor ajeno lo único respetuoso es poner cara de circunstancia y permanecer solemnes. Hay quienes piensan que a todo se le puede buscar el lado cómico, sin ser por eso menos compasivos. Tal vez en este blog nos pasamos de irónicos, incluyo mis esporádicos comentarios, y sonamos un tanto sobrados.

Sin embargo, creo que el punto de Luis, más que ridiculizar, era llamar la atención sobre la grotesca tendencia de “la sociedad” y de los medios de comunicación a no escatimar las demandas de justicia, las manifestaciones de cariño y las demostraciones de apoyo en algunos pocos casos, y a permanecer perfectamente indiferentes ante muchos otros. Casos como el de Elisa o de los hijos de empresarios muertos a manos del crimen organizado, que reciben el grueso de la atención, son sin duda tragedias que van a marcar a sus familias de por vida, pero son eso, casos. Mientras tanto, en México están muriendo de forma relativamente desapercibida—y relativamente planificada—cientos o miles de jóvenes, que por ser pobres no tienen otra opción que enrolarse como carne cañón. Peor aun es la indiferencia para aquellos que además de ser pobres ni siquiera son occidentales. Escribir no será gran cosa, pero creo que Luis hace bien en llamar la atención sobre algo de lo que no necesariamente nos percatamos: hasta para la compasión discriminamos mucho.

Por último, creo que vale la pena aclarar que Luis (que ni hace amago de disfrazar un poco sus filias) no está indignado “sobre lo que ya sabemos que pasa en Israel” está indignado por lo que pasa en Gaza, es decir en Palestina.

Luis dijo...

Híjole, creo que ahora sí me malinterpretaron bien gacho. Por eso creo necesario hacer las siguientes aclaraciones y comentarios:

1) En ningún momento critiqué la expresión del duelo de la familia y amigos de Elisa Loyo ni su demanda para que se aclare el caso. (Creo que lo dije explícitamente en la entrada). Al contrario: me parece admirable. Lo único que, en todo caso, podría objetar es el estilo de la reseña citada.

2) Jamás emplearía la palabra "cocinera" en sentido peyorativo: por el contrario, siempre he sostenido que la cocina es un arte tan elevado como la música o la literatura. Simplemente, creo que para ostentar el título de "chef" es necesario ser eso: jefe de cocina de algún restaurante. Elisa Loyo estudió alta cocina en el Culinary Confederation Collage de Ontario, Canadá, y sin duda tenía las habilidades para desempeñar este puesto exitosamente en cualquiera de los restaurantes del hotel Fontana Leisure Park & Casino, pero -sencillamente- no era el caso. Si me equivoco, por favor corríjanme.

3) Reconozco humildemente que no he hecho nada por organizar una marcha en protesta por lo ocurrido en Gaza. Incluso supe que hubo una el sábado de la que me enteré demasiado tarde y no asistí. Uno más de los pecados a añadir a mi lista de confesiones.

4) Gracias, Roberto, por tus simpre atinados comentarios. A los amigos y familiares de la señorita Loyo les ofrezco mis más sinceras condolencias.

Anónimo dijo...

si, parece q te malinterpretaron, pero supongo que es por que se dejaron llevar más por el sentimiento que la razón.

entendi el porque de la comparación y la crítica hacia la forma de redactar la nota, que sinceramente es (a mi gusto) mas ofensiva que la comparación que hiciste, pues se disfraza la nota para venderla, en fin.

y respecto al tema. me parece que efectivamente es complicado realizar algún tipo de manifestación a favor de cualquier cosa, a menos que nos involucre personalmente, yo mismo me preguntaba si éramos incapaces de esa empatía, pero creo que no, creo que es el miedo y la inseguridad generada por los medios de comunicación y el sistema en general lo que te impide actuar, el miedo y la inseguridad te generan angustía, y asi es dificil pensar y tomar decisiones.

saludos, felicidades por las reflexiones.