miércoles, 3 de junio de 2009

Éramos ratones

temblando en un rincón de casa de mi madre, allá en la casa enorme de mi madre.
Mi madre, una princesa
sin príncipe y sin rey, ya entonces era frágil
como una veladora; su casa era un rincón adentro de su casa, donde, llena de miedo,
repartía a sus dos hijos
vestigios ínfimos de azúcar y de queso.

Siempre fuimos ratones
allá en la casa enorme de mi madre. Los tres nos ocultábamos en los resquicios,
soñando con veneno para ratas, pues éramos pequeños
e indeseables ratones, allá en la casa enorme de mi madre.

No sé quiénes serían los verdaderos dueños, de aquella casa enorme de mi madre.
Los verdaderos dueños de quien nos escondíamos
no sé quiénes serían, allá en la enorme casa
enorme de mi madre.
Acaso los ratones.

(Ésta entrega es un poema de mi hermano, Óscar de Pablo. Pero, como habla en alguna manera de mi propia historia, creo que tengo derecho a ponerlo en mi blog a benefifio de mis complacientes lectores)

2 comentarios:

Nilbia dijo...

qu'est ce qu'il est beau ton frère!!

Sex Shop dijo...

Muy buenooooo!!!!!!!