jueves, 6 de noviembre de 2008

La vida no es justa

La vida no es justa. Esta es una verdad evidente, incuestionable, inocultable, como un templo, una catedral, una basílica. Y, sin embargo, es una verdad que los pobres seres humanos nos rehusamos a aceptar. A pesar de los cientos, de los miles de ejemplos que presenciamos diariamente de la flagrante injusticia del mundo, hacemos todo lo posible para no verla.

La gente que cree en la inmortalidad del alma tiene el problema resuelto: sí, esta vida no es justa, pero no importa, porque después de la muerte hay un Hades, un Valhala, un Cielo, un Purgatorio o un Infierno en donde justos y pecadores recibirán los premios y los castigos que se merecen. Otros, los que creen en la reencarnación, aseguran que las culpas se purgan en este mismo mundo, pero en una vida diferente, que los buenos reencarnarán en reyes, emperadores o millonarios y los malos en cucarachas. La verdad, esta creencia nunca me ha parecido justa: ¿por qué tendría uno que pagar por una falta de la que no se tiene conciencia? ¿por qué debería uno de ser recompensado por una buena acción que cometió en una época diferente, en un universo diferente, siendo una persona diferente?

Pero el verdadero problema viene para los ateos, los descreídos, los agnósticos, los que presumimos de racionales, los que pensamos que el alma muere cuando el corazón deja de latir y la sangre deja de irrigar al cerebro. Para nosotros que no creemos en el “más allá” resulta particularmente difícil aceptar el hecho de que la vida no es justa.

Y por eso nos inventamos todo tipo de trucos y supersticiones, extraídos de todas las fuentes posibles: desde ingenuas frases del refranero popular del tipo “el que la hace la paga” hasta elaborados retruécanos pseudos-filosóficos, como el karma (esa especie de tarjeta de crédito espiritual, vagamente inspirada en el budismo, en la cual se suman y restan puntos según lo bien o mal que nos portemos).

Sin embargo, todos estos recursos, aunque son muchos y muy variados, siguen siendo insuficientes. Insuficientes para explicar por qué un dictador como Augusto Pinochet (por mencionar sólo un ejemplo) pudo haber traicionado, mentido y causado, directa o indirectamente, la muerte de miles de personas y después llevó una vida larga y feliz; por qué un niño de cinco años, que difícilmente ha cometido un sólo pecado en su cortísima existencia, puede enfermarse de cáncer o cualquier otra porquería y morir en medio de horribles dolores.

No, el que la hace no la paga. Casi nadie cosecha lo que sembró. Si existe una karma police —como la que invocara Radiohead en su célebre canción— es más ineficaz que las fuerzas policiales mexicanas (lo cual es decir mucho).

Lo que propongo es que nos dejemos de engañar de una vez por todas. Si hemos logrado aceptar hechos tan contrarios a nuestra percepción empírica como que la tierra no es una extensa superficie horizontal, sino una pelota azul que va por el universo dando vueltas alrededor una bola de fuego, creo que ya es tiempo de que nos dejemos de supersticiones y cobardías y asumamos esa realidad tan elemental, que ya percibíamos pero que no nos hemos atrevido a afrontar: la vida, simplemente, no es justa.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

lagremi,

Querido, no sólo la vida no es justo, sino que es una tómbola. Y para colmo, life is a bitch and then you die.

Tanta sabiduría y seguimos sin entender nosotros los pecadores?
Que bueno que volvistes, besos Nilbi

Anónimo dijo...

Luis, esto me recuerda una canción de Monty Python que seguro conoces, empieza "Some things in life are bad,
They can really make you mad. Other things just make you swear and curse. When you're chewing on life's gristle, don't grumble, give a wistle! And this'll help things turn out for the best..." ¿la reconoces?
Qué bueno volverte a leer,

un abrazo,

Atzimba dijo...

'Ora sí que para qué te digo que no si sí.

Roberto dijo...

Pues si la vida fuera una tom-tom-tómbola sería más justa ¿no? Al menos todos tendríamos la misma posibilidad de salir premiados.
Como esto no es así, la única posibiliad de justicia (desde el punto de vista rawlsiano) radica en la reencarnación: porque no sabemos quien nos va a tocar ser la próxima vez.

Anónimo dijo...

Aquí está la solución para nosotr@s l@s ate@s:

"When the dog bites, When the bee stings, When I'm feeling saaaad:

I simply remember my favorite things
and then I don't feel so baaaaaaad!"

Anónimo dijo...

no cabe duda, la vida es todo menos justa!!
peeeero yo creo que los monty python tienen la respuesta, como bien lo señala vicente:

"always look on the light side of life! turu, turu, turu, turu" :)

Anónimo dijo...

escribí light!! oops!! es bright!!

"always look on the bright side of life"

Luis dijo...

Creo que podemos sacar dos concluisones: 1) la vida es una tómbola (de luz y de color) 2) la vida, efectivamente, no es justa y 3) por lo tanto, las tómbolas 8de luz y de color) no son justas.

Anónimo dijo...

Pues sí, Luigino. Tienes razón... Pero sólo por si acaso, yo seguiré juntando puntos en esta vida para que me vaya mejor en la que viene. Quién sabe, quizás hasta sea multimillonario y viaje en taxi diario....